Somos el uno para el otro
dos corazones rotos
embargados de dolor.
Sos un terrible rayo vacilante,
soy una daga con punta de diamante
y hemos herido, de muerte, a nuestro amor.
¡Vos son tan dura!
¡me haces poner tan firme!
que estoy a punto de irme
diciendo: chau, adiós...