Tejedora de sueños, en la tarde madura
tus agujas se enlazan y se anudan riendo,
jugando con la lana, con risas construyendo
un manto de calor, un gorro de ternura.
En la paz de la tarde, matizados silencios,
palabras entredichas, y la lana envolviendo
tus manos que dibujan en el aire arabescos,
brillos que se reflejan en tus ojos risueños.
En la paz de la tarde, aunque tú no la toques,
va naciendo orgullosa de tus manos ligeras
esperando el momento en que tú la coloques
sobre tus hombros, juega la luz con los colores
y el calor va invadiendo tu cuerpo, tejedora.
En la paz de la tarde se adormecen las flores.