Desgráname, palpa mi madurez entre tus manos
Como el segador conoce la sazón del trigo en sus labios.
Deshójame y sumérgete en mi humedad de bosque
Y cultiva en mi universo inexplorado.
Forma tu nido en mi follaje de hoja simple
Y descubre el secreto de las flores que guardo.
Enséñame el lenguaje de tu sol y de tu lluvia
Y muéstrame el sendero del viento y de la luna.
Madúrame al calor de tu inquietante mano
Y hazte cómplice de mi metamorfosis soñada.
Rompe los toneles de mi vino encarcelado
Y deja que él te bañe con su furia incontrolada.
Ámame, así, tan soñadora y tan frágil.
Ámame así, a veces sencilla o altanera
Ámame tal cual soy, sincera e imperfecta,
No importa que nunca me comprendas.
Un instante, dame sólo un instante de tu vida
Que yo te daré toda mi existencia
Porque eres mi claridad surgida
De lo nuevo y la incógnita perfecta.