Calculo mi tamaño para entrar
por enésima vez en él,
el vanidoso día que a todo me promete
me sorprende buscando un cuadrado en un redondo
y desprovisto de raciocinio tomo el día.
Sin buscar,
en una taza hallo una mirada perfil suave
con hermosas y cálidas medidas
-¡qué bella!… yo diría-
y al voltear,
tropiezo con tal geometría irregular.
Pies, cabeza, manos, soles vivos
¡La imagen pura, en la forma de alegría!
Lanzo una gavilla de mis círculos pareados
a quienes antes yo mutilo de sus ángulos
para que caminen sigilosos y no vuelen con la prisa
para tomar lo incidentalmente descubierto,
para tomar aquello que frecuentemente
con frecuencia yo no vivo.
Yo me río, y el naufragio de mi sueño todavía
termina por ganármele a la risa,
-porque ¡Cual geometría! ¿Qué alegría?
¡No lo eran!!!!!-,
Mis ojos eran aquellos enfrascados en sus ansias
de querer vivir bonito el presumido día.
Engaño, farsa de mis ojos, falsedad mi día
-¡Mente qué fantasía!-
Cambio de postura para soler sentado
en un barranco con mis piel colgando,
agitándolos como para alcanzar un nuevo vuelo,
el vuelo que me lleve a algún lugar furtivo
para degustar iluso otra taza de ruin melancolía
en esta geografía usual de infin cuantía.