Revoloteando un candil,
una mariposa,
y al pie de la puerta,
un racimo de campanillas hermosas.
La candelilla azul observa
absorta de lo alto,
la campanilla olvidada,
no salió la amada,
y el amante chasqueado
en un rincón oscuro del mesón,
está sin razón dio por terminar.
Se acercó timorata la candelilla,
a la flor azul como ella,
y más por instinto, que razón,
quiso a la campanilla polinizar
llevando en sus patitas
el grano de vida a su ser,
a su estigma para que no se
marchitara sin afán.
Mas la mariposa no pudo
remediar lo que la amada
y el amante, con sus egos
terminaron por matar.