Hoy me siento cansado.
Quisiera reposar en mis letras.
Poder deleitarme en mis relatos.
Soñar a través de mis prosas.
Fantasear sumergido de mis versos.
Quiero cerrar los ojos y dejarme poseer por la musa.
Escuchar el dulce latido de mi corazón acompasado con mi respirar.
Sentir solo sentir.
Sumergirme en lo profundo de mi existir y ser.
Que se detenga el tiempo, aunque sea una milésima de segundo, solo eso me basta.
Exhalar todos los pesares de mi alma y sentirme ligero.
Experimentar la dulce paz que crea el confiar, el “dejar fluir”, abandonándome a la energía pura del universo.
No querer controlarlo todo, hasta mí mismo, dejar emanar.
Poner la mente en blanco (dura faena) y escuchar, sobre todo, escucharme.
Por más de que me preocupe, no sumaré un día más, ni una hora, ni un segundo.
Todo seguirá siendo aún cuando ya yo no esté presente. Cuando mi cuerpo se desintegre en el vientre acogedor de Madre Tierra.
Todo en este mundo es efímero y pasajero, solo el amor es eterno. El amar te hace pleno.
Oigo el fragor del silencio que lento me embarga, no me resisto, déjome, cedo….