Suele llegar la pena
como una borrasca
que se entierra sin
piedad en lo más
elemental del alma.
Entonces se cae el color
de los cerezos,
se apaga el canto de
los pájaros,
muerde la oscuridad la
belleza de la luz y
viajan los sueños hacia
puertos abandonados
y privados de esperanzas.