Gloria Lepilaf

Me quedé de pie mirando...

 

Me quedé de pie mirando tus pasos entre la niebla,

en el frío vientre del otoño,

lentamente se alejaba tu silueta.

Mi cuerpo quedó temblando

por la ardiente huella de tus yemas

y mi alma enmudeció de angustia

sumida en sábanas húmedas.

cabalgaste con la niebla y la niebla con el viento

y el cielo se cubrió con nubarrones de invierno.

El tiempo transcurre despacio y te busca en silencio

y la lluvia desnuda suspira tu ausencia  ansiando el regreso.

Mis manos están vacías de tu sol y de tu tierra

y tu viña aún está esparcida por mis venas.

Aunque mi piel envejece, rejuvenezco por dentro

abrigada a la llama de tu dulce recuerdo.

Porque es más fuerte el licor que me has dejado

que la angustia de perderte entre mis brazos.