Suena la lluvia sobre el tejado
cuando veo como se despide la claridad
dejando gris el cielo;
ninguna estrella cuenta sueños,
solo se empapa mi amado Aysén.
De los lloros del crepúsculo
oigo murmullos, cadencia desnudas;
y el romanticismo de Cristian Castro
me cuenta los días de muchacho,
cuando volaba por Carolina
y apreciaba sus paisajes, su abundancia de rosas,
cada una de sus morenas avenidas.
Hoy ya no está.
\"Un paraíso también se traslada\".