otros tantos que cayeron en desuso;
arcaísmo en un corazón confuso
rehén de sus propias ilusiones.
Réquiem para estos corazones
caídos en cumplimiento de su deber;
Amor y dicha,
Melancolías por un querer.
¿Ahora de dónde saco mi fe?
si me has dado la bienvenida a la inmundicia;
Sin pudores, ésta vez
me colmaste de antárticas caricias.
Te propuse olvidar el babor y el estribor,
anclar en firmes terrenos;
pero preferiste convertir en pequeños infiernos
mis glaciares llenos de candor.
Dejaré la puerta abierta, por si vuelves,
aunque yo sé que no vendrás;
Infinito contenido emocional
yo dejé vertido en tus ayeres.
Ya no recorro las calles buscándote;
humildes procesiones para no encontrarte.
Porvenires a la vuelta de la esquina,
y yo aquí... extrañándote.