Despierto unos minutos antes, sin alarmarme,
Elevadamente finado entre copihues ponientes.
El día está dando su vuelta Rodia de montañas,
Estos huesos famélicos festejan sonrientes
Que hice de mí la mejor de todas (¡mis!) mañas:
Logré llegar a tiempo..., de tanto retrasarme.
Descubro, como un niño, las bifurcaciones del espejo
Ahora y ayer, vísperas de mi marítima madre maura.
¿Estoy aquí y allá? Estoy en ambas menesterosas locuras
Una serpiente cae mordida por otra, dejando un aura
De cataclísmica belleza: tus corpoespirituales honduras.
En mi ciudad se agrietará la noche (en vos la despejo).
Acaricio el curso fino de nuestros orgásmicos estertores,
Admiro tu sutil miedo y lo baño en mis hierbabuenas,
Escucho latir tus gorrión / Hasta confundirlo con el mío,
Descanso de ser sólo un hombre / Entre tus manos serenas
Y broncoaspiro tu humo mal(pero)viviente de gentío
¡No sólo blancos magos mentales, también son escritores!
Huelo esos rayos truncos que hacen más ruido que nueces:
Afuera, entre epilépticas sirenas, se defenestra el mundo.
Me aferro a este pisco apremiante, a deshora del cabernet.
Me quedo un poco en tu abrazo / Me voy, más no me confundo
Nuestras epilépticas vueltas de astros, academia, cabaret
Nos llevan a reinventarnos, una vez más, sinfín veces.