Cada segundo que paso lejos de ti, en tu ausencia
Es un infierno con látigos en llamas
Que castigan mi piel, le hacen sangrar.
Mas sin embargo los segundos a tu lado,
Son un purgatorio En el cielo,
Donde tu compañía es la más dulce de las recompensas.
Pero el cadáver de cada segundo que se sacrifica
En espera de mi castigo
Es la sentencia de que se acerca el momento del adiós.
La hora en que tus besos se alejan,
Dejando atrás la esperanza de un regreso,
Pero también la confirmación de que la felicidad es fugaz,
Como un cometa que se pasea por el cosmos en una larga travesía.
Cada segundo, un pequeño demonio
Que se burla de mí, de mi suerte
Porque sabe, que cuando alumbre la luna y se llene de astros el firmamento
Tendrás que partir lanzándome al olvido en mi infierno,
Donde mi cuerpo ardera, a la espera de tu regreso.