Un eco, una vacua nota triste
y sin su risa
en el perfume enmarañado de la noche,
mientras la tarde se deshace
impura y breve
en el arco sincopado del olvido,
dibujando... extrañamente
el extravío que se adormece,
entre lotos depurados
por su llanto,
¡Oh ángel...
de cabellos áureos,
y plenos de belleza encontradiza... !,
¡Quizá tu magia
ya se me advierte queda,
mientras tu recuerdo
se deshace pálidamente
en su torpeza
en el océano declarado
de mi herida... !.