Fue el primer momento de todos,
uno en el que realmente no había momento
no era posible que lo hubiera.
Aún no había realidad,
que pudiera ser vista, pensada o aceptada.
No obstante el momento era y fue.
Todo estaba contenido en un punto.
“Un punto infinitamente denso, infinitamente pesado,
infinitamente pequeño.”
Miles de millones de galaxias estaban dentro del punto
Todo cuanto ha existido y existirá estaba ahí.
Nada estaba fuera.
Todo era nada en la nada, sin antes ni después.
No había espacio ni tiempo.
Lo imposible contenía lo posible,
en lo inaudito estaba lo oído,
en la nada estaba el todo.
Y esta nada estaba en la nada absoluta
Todo estaba quieto
Sin luz ni oscuridad. Sin colores.
Todo yacía en medio de los silencios.
Era un estado inexistente de la existencia
No había tarde ni mañana, no había día.
Este poema estaba ahí,
en lo infinito de lo pequeño
estaban todos los Universos,
ésta flor y todos los besos.
Antes de ser todo estuvo ahí.
Sin sonido, sin medida,
y en el más grande de todo los pesos
estaban el dinosaurio, este teclado,
y el último minuto que habrá en el Universo.
No se tiene idea porqué existía el punto,
ni porqué la nada era su matriz.
No se sabe qué fue antes del punto,
el pasado no existía como lo conocemos hoy
era otro tipo de pasado indescriptible.
No sabemos dónde estaba antes su contenido,
qué lo llevó a contraerse y autocontener todo
ni el origen de la inmensidad sin límite
donde estaba suspendido.
Sólo queda aceptar la fe física de que así fue
La inexistencia estaba en suspenso,
una pausa en el silencio del silencio
Lo infinitamente pequeño estaba embarazado
de lo infinitamente grande.
El todo no tenía por qué ser nada,
ni la nada tenía por qué ser todo
la existencia no tenía por qué estar latente
Nada tenía por qué tener sentido.
Sin embargo era el primer momento
Sin pasado, ni presente ni futuro.
Nada tenía porqué empezar
Este punto no tenía ninguna causa que lo origine
Se dice que no tiene por qué tenerla.
Sólo es un punto que estaba ahí,
conteniendo todo el espacio,
el tiempo, la materia y la vida.
Sólo fue.
Esta contemplación estuvo ahí.
La vastedad conteniendo todos los insumos,
todas las ecuaciones y las leyes.
Lo que está basta con estar
para aceptar y entender el hecho de que sea.
Así es de simple, como una fe.
Y entonces fue el segundo momento,
en el Génesis del Génesis
la luz se abrió en una flor que lo llenó todo,
y ocurrió el más grande estruendo que no fue oído.
Una piñata cósmica sin palo, sin niño y sin fiesta.
Después de la gran explosión
basta saber que operan millones de procesos,
describir su belleza y complejidad
de cómo todo se interconecta con todo
sin saber porqué existe este inmenso ser vivo.
Nada más se dice que lo es es.
¿Dónde está la mano que tomó el lápiz
que hizo este hermoso punto?
Ha de ser inmenso su poder, su ciencia y su arte.
Le veo y oigo su voz en su evidencia,
y entonces como Job me postro y adoro.