Secreta y apasionada rosa
que yaces pura en el jardín
de mi presente,
mientras el hielo de la ira
se deshace tenue al calor
de su desaire,
goza...
de aquellas bocas
cristalinas
de inmaterial deseo,
en la que los pétalos heridos
se conmueven raudos
de plenilúnica...
y lánguida belleza,
entre las aguas declinadas
de mis labios...
apenas susurrados,
entre pálidos...
y homéricos latidos,
de inaccesible aroma.