Te imagino desnuda
con la piel perfumando mis sentidos
con el tibio rubor de tus mejillas
con la luz de tus pechos encendidos.
Te imagino desnuda
como un campo de trigo soleado
con tu espiga madura y palpitante
rebosando el rocío de mis labios.
Te imagino desnuda
con la espalda amasada por mis manos
la cintura tallada por mis besos,
y los muslos frutales y empapados
por el zumo candente de tu pulpa,
por mi lengua sedienta en tu sembrado.