CADENAS
Cadenas que me acorralan.
Que me destrozan las manos.
Que me perjudica el alma.
Que me hacen pensar.
Que quisiera tenerlas siempre.
Que... ¡No! ¡Basta!
No quisiera tenerlas más.
Me siento como un presidiario.
No soy un delincuente.
Ni tampoco un asesino.
Soy un hombre que ama la vida.
Soy un ser que quiero paz...
Pero me siento encadenado...
Porque así estoy.
Quisiera ser libre.
Pero estas cadenas
me impiden serlo.
¡Quisiera gritar!
Pero mi voz
no me lo permite.
Tengo... como un nudo en la garganta
que me impide pedir socorro.
Aprieto mis manos.
Mi vista mira hacia arriba.
El techo es de color negro.
En donde estoy,
no hay ventanas,
tampoco hay puertas.
Una vez más, pienso en Jesús.
No se compara mi tormento
con el que Él ha padecido.
Y rezo... mucho...
para que pueda ser liberado.
Tengo calor, intenso...
Aquí no entra nada de aire.
Me siento asfixiado.
Con sed, y hambre...
No puedo pedir auxilio.
No me da la voz.
Tengo mucho sueño...
Quisiera dormir eternamente...
Me despierto...
¡Oh, Dios, gracias!
Todo ha sido un sueño.
Abro la ventana.
Respiro el aire de la mañana.
El sol brilla.
La luz ilumina mi alma.
Es... como si hoy,
naciera al mundo...
A la VIDA.
Derechos reservados
Hugo Emilio Ocanto
05/02/2017