Una amiga me preguntó un día, cómo sería para mí la mujer de mí vida.
Dije, suele ser una pregunta estratégica sin embargo la responderé:
La mujer ideal de mi vida es chiquita linda de andar atento, graduada en nervios y ansiedad por nada.
Diplomado en elegancia y buen gusto al vestir.
Doctorado en modestia, de análisis profundo y calculadora exacta.
dueña del orden y habilidadd imnata de perfección incómoda.
De cabello hermoso maleable al gusto, ojos chinitos de esos atrevidos, oscuro su color y miradas fuertes que fugaces te atrapan y luego huyen sin razón.
Sutil tenacidad, mística y carismática presencia, traviesa como la mismísima Pocahontas.
La piel morena y piernas firmes en las que todo atavío luce perfecto como ella quiere.
Practicante del buen modo, amable y reservada hasta la frialdad;
Descubrir la antítesis es privilegio del que mira profundo en ella.
Amiga mia, pude haberte dicho solo su nombre, pero te hice un prólogo de ella, por que la mujer ideal de mí vida es tierra virgen por conquistar.