Apréstate a mis pasos que conteniéndose aventajan,
avístate a mis ansias que te buscan siempre,
alígera y toma el aire de este buen presente
que nos pilla flagrante donde nuestros ojos encajan.
Si mi patrulla de deseos enciende la sirena
para perseguirte en tus labios y en tus tibios besos,
escóndelos si quieres, igual los llevo presos,
no rehúses al arresto; ¡accede tierna nena!
Y después de interrogarte y fijarte tu condena,
solidario contigo, me uno a cumplir tu pena
en lo terso de tu cuerpo que nos hará de celda.
Escarmiento divino que el sentimiento aflora
que siendo dulce llama, en nuestras almas suelda
este amor tan justo, surgido en buena hora.