Me llena de inspiración una tarde
aunque llovió mucho
y empecé a escribir versos,
versos de ternura para aquella dama,
que nunca ha estado a mi lado.
Tengo días que me son grises,
pero con sus escritos
me hace feliz en el ocaso,
y su nombre ¡ay!, como lo menciono
de ves en cuando.
Hasta en el jardín
que tengo en casa,
una de ellas es titular
de mi notas que he plasmado
en mi cuarderno y aquí
en poemas del alma.