A mí me formaron de musgo y greda
Y frotaron mis caderas con poleo y menta.
A mí me sembraron entre malezas y correhuelas
Y florecí en el chilco, en el trébol y en las piedras…
Tengo un poco de sal, de coirón, de pimpinelas…
Me esculpieron en el roble, en el laurel, en el canelo.
En los junquillos y en el yuyo he dejado mi estela.
También tuve alguna vez la forma de un copihue
Y sudé como él, sangre en primavera.
Llevo recuerdos de amores dulces y amargos
Pero mis llantos quedaron adormecidos en los charcos.
Mi sonrisa florece en cada margarita
Aunque cargo memorias de mi gente de antaño
Y de su sangre derramada por la lanza del extraño.
Asida a mi tierra estoy como el coirón de las laderas
Porque mi piel tiene el color de la greda.
Lo que una vez diseminé en el barro
Hoy sigo sembrando en plazas y calles
De mi pueblo reposado en que me amparo.
La sangre del copihue aún fluye por mis venas
Y yo aprendí a vivir con el invasor en mi tierra.