Bolívar Delgado Arce

 EMOCIÓN VESPERAL

 

Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente de algún puerto,
irse alejando mientras muere el día.

Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar no descubierto
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas.

Y que, al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo,
le tentarán las últimas sirenas.


               Ernesto Noboa y Caamaño