Así te recibiré para que explotes,
en nauseas arcoireas
y perfumes granates.
Con la energía proveniente de la exhalación,
cortinas cerradas
cerezas y humo.
Melodías melancólicamente sensuales perfuman tu cabello.
Tu mirada es el centro del eterno contorno,
girando en el agujero de las galaxias.
No entenderé nunca los enigmas que desprende tu mirada
ensamblada en las tensiones del vértigo.
Tus párpados son hollejos de uva
que se cristalizan
y derriten según la estación.
Tus paranoias acercan a tropeles de vacas,
y con ellas, criaturas misteriosas
buscan el desvelo.
Junto a ti, y tus hermosos espirales brillantes,
bailan las estrellas titilando todos los colores.
Quiero tu cuerpo para comerlo entre desvaríos destellantes,
y de tu alma guardo su imagen inefable.