Pusiste tu oído sobre la piedra y la bala llegó al centro de la tierra,
te cruzó
y entendiste el adiós.
Dijeron adiós todos los hombres de esta tierra.
Una noche no es noche si no hay gritos de madres
o carros estropeados por el peso de los sexos mutilados.
El polvo es una carta abierta.
Mis venas recipiente de malas noticias.
No, hermanos
no hay razón para cantar y saltar de gozo.
Este día la sangre brotó de una piedra.
Que lastima!
No nos dijeron que el polvo podía ponerse un vestido carmesí.