Ella sonreía constante,
Era una niña presa
En un cuerpo de diosa.
Se abría el telón
Y ella aparecía
Cual grácil mariposa.
Revoloteaba cual ángel
Arrancando suspiros
De varones soñadores.
Nadie sabía,
Nadie sospechaba...
Era solamente mía.
Curiosamente,
Verle danzar
Era leer poesía.
Me enamoré locamente
Más nunca pude abrazarla,
Se detendrían sus alas.
Mi voz ronca le decía
En el tono más sutil
Que en ella estaba mi vida,
Y ella medio me creía,
Pensaba que la distancia
De sus tablas a mi palco
Era abismo que mataba.
Terminaba y esa gracia
Al público levantaba
En un aplauso sonoro,
Ah! Maestra de la vida,
La reina del buen decir
Siempre sería mi tesoro.
_ o _
Peregrino por la vida,
Sé que un día aparcaré
A la orilla de su mar,
Verá entonces que la amé
Como nadie sabe amar.
(Vozdetrueno)