Primaveras encantadas
amaneceres gloriosos,
aventuras indolentes
de mi loca juventud,
no existían imposibles
ni barreras negadoras,
mis amores eran tantos
que iban...de norte a sur.
Yo creí que mis andanzas
me convertían en sabio,
era audaz y eso ayudaba
a querer picar muy alto,
pero una tarde cualquiera
y en una vereda neutra,
me miraron unos ojos
y perdí...en el primer asalto.
El destino es experiencia
e insolente te lo muestra,
cuando quiere nos sacude
haciéndonos entender,
que si pegamos la vuelta
cuando los otros no fueron,
no sabemos casi nada
nos falta...mucho aprender.
Pero si algo aprendí
en esta vida tan dura,
es a ser un estudiante
abundan los profesores,
ser buena gente, sencillos
escuchar otras campanas,
y si tengo algún problema
saber...que hay cosas peores.
Me empapo de cosas lindas
bajo el manto de mi barrio,
observando a mis vecinos
humildes pero felices,
ofreciendo un pecho amigo
si el momento así lo indica,
de algo estoy bien seguro
yo soy fiel...a mis raíces.
La bolsa que sube y baja
y Walt Street que ordena todo,
soy feliz con las monedas
que en mi bolsillo tendré,
me alcanza para comprarme
un cachito de esperanzas,
y el respeto de la gente
¿te parece...poco che?.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)