- \"Más ahora, muéstrame el tintero...\"
- \"Cual tintero?\" - Le pregunte.
- \"El lugar donde nace el cauce de tus palabras.\" Me respondió impaciente.
- Sin más ni más, le mire y bajándola la mirada por la vergüenza del que ha hecho algo malo le señale mi corazón.
- \"Estás hablando en serio?\"
- La sangre aún estaba tibia... \"Toca el tintero\", le respondí.
- Al ella tocarlo, sentí que intentaba encontrar mis ojos con sus ojos. Los míos aún se encontraban enterrados en el suelo, la pena no los dejaba renacer en la escena.
- \"Por qué no levantas la mirada\", pregunto...
- \"He hecho mal, solo un tonto atenta en contra de su propio corazón para lograr algo\", respondí aún sin levantar la mirada...
- \"Mírame\", me dijo levantándome la cara mientras la pesada atmósfera intentaba disciparse a nuestro alrededor, el sillón por fin empezaba a cumplir mejor su función y mi corazón comenzaba nuevamente a latir... - \"Tal vez, el corazón no fue la mejor manera...\"
- Le mire a los ojos y sin mediar más palabras que las estrictamente necesarias, le pregunté... \"Sabes cuál es la tinta de la pluma del poeta?\"
- \"No\", respondió premeditando la respuesta...
- En ese instante, el sillón perdió su esencia y todo en derredor comenzó a desvanecerse, el carmesí teñía todos los enseres de aquella habitación... \"Mis ojos han sido la pluma que ha inmortalizado la belleza inalcanzable de este mundo y mi sangre ha sido la tinta que ha entregado su propia esencia por amar lo que el corazón despóticamente le ordenó... La sangre es infinita, como la belleza que nuestros ojos estarán prontos a observar a través de aquella ventana...\"
- Juntos por primera y ultima vez, sentimos aquel amanecer con las notas de aquel Stein Way, aquella balada en Gminor de Chopin de fondo que siempre arrullaba mis pensamientos y un magnífico amanecer en un cuadro de girasoles que se avizoraba a través de aquella antigua ventana de madera que nunca olvidare... \"Adiós...\"