En la distancia la observaba, ella era como un copo de nieve, tan hermoso, tan pulcro y tan frío, tan distante, tan ajeno al tacto, pero tan delicado a los sentidos, tan agradable a las emociones. Se perdía a la distancia ante la mirada de todos, excepto a la de ella, su mirada era insistente y sus anhelos generaban ansiedad, quería simplemente ella la notará, que ella supiera que admiraba algo más allá de su belleza.
Era un reflejo de un espejo empañado por los vapores que emanaba la maldad, la malicia de todas aquellas bestias que la reclamaban suya, como si fuera un objeto perdido que se cae de cualquier maleta y no un tesoro perdido que no se encuentra en la tierra.
Ella escribía en sus notas las virtuosas proezas que quería trazar en sus labios y su piel de porcelana, quería ser mártir de sus deseos y quería ser escudo de sus sentimientos, pero entre notas y notas sus historias se volvieron sueños y en el tiempo se desvanecieron.