Con una mirada, una sonrisa, con un beso,
Casual… así comienza el amor,
Extiende su dominio por cada comisura,
Y fascina mientras nos va nutriendo.
Más de la calma a la tempestad,
Pasamos como en un parpadeo,
Triunfal es la gloria y fatal la muerte,
Si vive… ¡bien! Y… ¿Qué pasa si muere?
Si muere… El dolor exige clara su presencia,
Y triunfante se sitúa en nuestro existir,
Habitamos entonces el seco y oscuro desprecio,
Mientras ingerimos falsas promesas.
Pero no siempre la vida fue dolosa y,
Rescato en el océano de mis recuerdos,
Gloriosas memorias que antaño vivimos,
Y que evocan un pasado distinto.
En aquellos días caminé junto a la felicidad,
Y me senté a la diestra de su sonrisa,
Correspondía con gentileza mi presencia,
Y permitías posar mi mirada en ti bella criatura.
Hoy, no pretendo culparte a ti,
Tardé mucho pero al fin comprendí,
Más culpa tuve yo en mi fatal destino,
Aunque al albor mis ataques fueran en tu dirección.
Recuerdo que aún caído seguía escupiendo,
Contra lo que era mi única y absoluta salvación,
Injurié a mi razón cuando ésta pedía no insistir,
Solo entendí yaciendo en el fondo del abismo.
No, tú no fallaste, sé que me alertabas,
Sé que tus vituperios deseaban mi salvación,
Que la falta de tu tiempo hacia mí era prueba fiel,
De que lo nuestro presuroso terminaba.
Anhelaba lo que fui, cuando estabas conmigo,
Me acostumbre a todo lo tuyo,
Olvide la realidad sin mirar mis limitaciones,
Y estúpidamente perdí todo de mí.
Mis necias e insistentes ganas de volar,
A sabiendas que no todos los seres vuelan,
Que los que son como yo esperamos un amo,
Y movemos cola y rabo por migajas que nos dan.
Ahora casualmente entiendo y veo con lucidez,
Y no pienso invertir más mi caudal en tu recuerdo,
No me necesitas y brindarte más no quiero,
Pues lograste mi óbito con técnica magistral.
Mi renunciación a ti es contundente,
La empatía por fin toca la puerta de mi vida,
Ahora consciente evolucionó,
Y aunque me duele… no me duele tanto.
Podré seguir subsistiendo con miserias,
Podría decir que no siento nada pero mentiría,
Así que mejor diré solo,
¡Dios te Bendiga!