Dos somos juntos, vives encerrada en mis juramentos,
solo me sirven de guía los diamantes que llevas en tus cuencas,
dos piedras preciosas que van iluminadas, son solo dos universos.
Hoy decidí derrotar al dragón y sacarte de esa prisión,
pero te busco en las ruinas de mis juramentos rotos,
no estás por ningún recoveco, mi mente lagrimea por los sentimientos,
viajan infinitas lágrimas por mi cuello hasta rozar al destrozado corazón.
Abrí una puerta santa en las nubes buscando alguna pista de tu ser,
solo encontré a Belcebú arrodillado ante un espejo con tu rostro,
no supe que acción tomar en este viejo e inútil mundo, “arrodillaste un monstruo”.
Con mi furia derrame la sangre de aquella criatura maldita, cerré los ojos y pensé en tu querer.
Sé que vas avanzando triste por alejarte de nuestro cenit gracias a mis temores,
huiste al cielo e infierno al mismo tiempo enamorando otras malditas bestias,
tu aroma inunda mi existencia, viajo por el viento hasta los profundos mares,
un leviatán custodiaba la entrada de la nada, él seducido se asfixia con mis lágrimas.
En el abismo de los profundos miedos un águila bicéfala compadece mis carencias,
me toma del cuello eliminando mis tristes pasados para mirar el presente,
donde te encuentras postrada en la vera del amor renaciente,
ahí te tomo de la mano cociendo tus átomos con mi cosmos uniendo las finas materias,
Infinitas son las ganas de reanudar el frenesí de nadar por lo eterno esencias.