Sonaron sus pasos
en tierra de la injusticia.
Yo te he nombrado injusta,
pues así te has proclamado.
De esa forma sonaron sus pasos:
desolados.
Dime mujer,
¿cómo te sientes?
Tú que miras la Luna
buscando en la nostalgia de sus versos
reflejarte,
y en las ráfagas de tinta de su almas,
encontrarte.
En la tierra no has sido valorada, mujer,
pero no fue en vano tu existencia.
Dime,
¿cómo podría serlo?
Tú que pisaste este mundo convertida en arte.
Hasta el último hálito,
cuerpos mortales
lucharon por una vida rota.
Hoy,
de mi sombrero me desprendo,
pues mujer,
del arte yo dependo.