El agua está quieta en la pila ,
para ponerla en la frente.
El cuerpo lo mete en la lengua una mano.
Un ángel baja volando del andamio del muro.
Ojos tristes se aferran al aire,
mientras se aprietan en la fila.
El muro se llena de rostros
que cantan aleluya.
El muro necesita canciones
para que brote la paz de los corazones.
Niños y niñas,
señores y señoras,
respetables miserables
oremos:
Pedir y se os dará,
da igual que seáis extranjeros,
todos lo somos en este agujero.
Jesucristo era un marciano,
nacido en galilea,
que no hacia otra cosa que cantar al cielo
buscando su hogar.
No os asombréis de lo que veáis por el mundo.
La cosa está encabronada,
he aquí mi mensaje.
Abrir vuestro corazón a nuevas experiencias,
o poner un muro a vuestra conciencia para estrangular vuestra alma,
ambos caminos son igual de respetables y recomendables.
Paz y bien,
y que la dicha os acompañe.
Angelillo de Uixó.