Según lo cuenta un \"corrillo\"
y la historia que es conseja,
Joaquín Amaro en su oreja,
traía colgado un zarcillo.
De oro estaba forjado,
y era de muy buena talla
su \"amuleto\" en la batalla
de este general bragado.
-¡Ahí viene el de la arracada!
despavoridos los Huertistas exclamaban,
y si el combate entablaban,
les iría de la...¡tiznada!