AVES SUMERGIDAS
Autor: Eduardo Carreño L
Es demasiado triste ver a la gente,
marchando sin un punto fijo, sin metas,
parecen aves sumergidas en el charco
de un gran lodazal, donde no podrán volar jamás.
Miran lo superficial como si eso fuera todo,
mientras tras de sí existe un nuevo mundo,
Jesús dijo, el que tenga ojos para ver que vea,
el que tenga oídos para oír que oiga.
Es simple, pero no se toman un instante para ellos,
se autodestruyen, flagelan su espíritu divino
y no se dan cuenta en el daño que cometen,
duele verlos, chapoteando en el charco, tristes.
Es como si la tormenta inundara el jardín del amor,
donde los pétalos se rompen con el rocío del amanecer,
mi alma sufre, pero nada más puedo hacer,
que dejar estas líneas, para poder soñar con un nuevo despertar…