Temía. Siempre temía perderse, perderle
de tanto miedo se le escapó la vida y la muerte.
El elogio y el acto de creación
celebrándola en la irresistible seducción
de la mirada descubriéndolos
en el texto negro del amor y en la página en blanco
aprendiendo a librar el temor.
Avivando la ilusión en el andar de las ausencias
Desnudándolos en las profundidades
sacudiéndolos en las entrañas de la tierra
cuando el dolor lacera la piel, quema
y los encuentra, sin testigos
en el espejo reflejándolos
en la noche oscura del alma, guiándolos
a un nuevo cambio desde la raíz
dando sentido a la palabra
cuando la razón ya no puede puede responder
y el sentimiento solo responde
con toda la fuerza de su corazón sacrificando todo
en el misterio del cielo y la tierra
en que dios rompió el cerco de la soledad
y se confundieron
Mané Castro Videla
Mujer, madre e hija de esta tierra del señor