Existe un recubrimiento que se desliza por tu cuerpo y lo ensalza
provocando su brillo, evocando los sentimientos ocultados
siempre se halla al borde del pecado
siempre busca la pureza en los actos más instintivos del ser humano
rebusca en sus adentros, revuelve sus tripas en busca de mariposas
aunque siempre termina por no encontrarlas
susurra a las estrellas sus sueños, aquellos donde aparecen ángeles con flores
caídos al suelo por intentar entregarlas
al final su piel fina y transparente, siempre deja ver sus sentimientos
haciendo que se marchiten si no saben tocarlos
como si de una rosa se tratara aguarda a la persona que sepa abrir sus pétalos
sin provocar que se encierren de por vida
pudiendo desprotegerse por fin
y dejándose cortar las espinas
antes siempre afiladas
siempre esperando ser de nuevo víctimas y delicadas.