Mientras despertaba en la mañana,
lloraba el cielo el agua.
Ella no mojaba y me abrazaba,
ya había llegado el alba.
Agua del cielo,
cae, me estremece el alma.
Agua del cielo,
cae, cae la lluvia blanca.
Mientras yo bailaba fuertes melodías,
derramaba un ciprés su savia.
Y un fulgor de luces policromas,
saludaban a esta especie rancia.
Agua del cielo,
ven, bendice al fin mi alma.
Agua del cielo,
germina mi corazón de calma.