Quizá porque es viernes
o por el invierno
llega la nostalgia a querer abrazarme
y yo no me quejo.
Quizá por esta u otra excusa entro
a esta cafetería amarilla con olor a primavera
a escribir sobre vos
y a beberme un té caliente con dos de azúcar
tal como te gusta.
Afuera la lluvia juega a llorar
sobre y por todo.
Me habla de vos
cada rincón de este hogar
dentro de mi pecho
y cada avenida
y cada hoja agonizante del suelo.
La verdad no tengo nada que escribir
ni me gusta el té,
ya ni te quiero conmigo.
Pero hoy la tarde está empeñada en recordarte
y el frío
y yo también.
Alberto Ramírez Aguiero.