En la implícita bondad de tu mirada
pernoctan las esperanzas de mi alma
lastimadas por la pena de tu odiosa partida
y animadas por alientos de vívidos recuerdos
ensayan un coro a tu anhelada bienvenida.
Las remembranzas de tu amor me iluminan
despejando mil vestigios de dolores incisivos
que hasta ayer creí eternos
y en el tibio refugio de mis gratos sueños
danza cual doncella de pasión embriagada
la ilusión de que pronto volverás junto a mí.