La noche no tiene sueños,
las sombras alargadas se sienten apaisadas,
cuando de nada valen las palabras,
resuena en mis oidos, la individualidad amada.
Desde las entrañas se eleva un grito,
hacia la soledad absoluta,
temo esa aventura del silencio,
cuando de arrugas es capaz de llenar el alma.
He dejado el páramo en el final de la retina,
cambiando esa salvia verde,
por colores hirientes,
atados por lazos despiadados.
Toca los techos sin fondo,
\"El poeta del asfalto\",
aquel con las alas negras,
y yo pregunto al olvido,
si mecerme en la ausencia
es mi manera de ignorar el presente.
!Dejarme soñar con la espuma de mar !
es mi suplica,
mi ilusión creer que la vida no es tan perra,
mi ansia, que el azul me permita
asomarme a esa niñez transparente,
ese es el aire que necesito
para seguir siendo... Zarazara