Fuerza es creer en las caricias
que sofocan lentamente las heridas del alma
suavizando la piel eterna de nuestro cuerpo envenenado.
Entonces hay que creer
creer en uno mismo
en la mirada frontal de la mujer
que nunca deja de decir de su boca
la palabra de la vida.
Creer en el futuro
en el silencio de las letras
nombradas entre todas las personas que caminan.
Siempre es creer en el momento
saber que el tiempo es adecuado
mirar fijamente los días perdidos
y no volverlos a perder.