La mentira, si está acompañada de dinero,
camina con facilidad entre los hombres.
Las palabras de un rico,
aun cuando sean necedades,
atraen admiradores.
Al pobre poco lo escuchan,
aun cuando sea un sabio.
Por la perversidad del malo no te preocupes:
el mismo hace el hoyo donde va a caer.
El éxito requiere de una visión,
de disciplina y, sobre todo,
de mucha perseverancia.
Mejor es tener al culpable por inocente que no
estar seguro de su condena.
El mal tiene una fuerza poderosa
que lo destruye: el bien.