Deja que yo te busque
rompiendo los caminos polvorientos,
esos que me resecan el alma
y en los que no encuentro un oasis
para calmar esta sed que me devora.
No importa que sean caminos
de herradura por donde sólo
galopan desnudas las melancolías.
Deja que el sol dore mi cuerpo
hasta verter sangre de agonía.
¡Yo por tí mi vida daría!
así me toque batallar contra
las inclemencias , que zozobran
a cada paso el camino,
en busca de una nueva víctima
para ensañarse con ella
y extraerle de las entrañas la calma.
Deja que yo cuelgue en la luna
los faroles que me alumbrarán
Los pasos sigilosos, pasos temerosos,
Pasos vagos , con huellas de cansancio.
Yo venceré el cansancio y la fatiga,
llegaré hasta donde está la noche
que te cubre con un cielo encantado;
A donde las estrellas danzarán contentas
con sus mejillas nacaradas, sus labios pintados
Y sus cabelleras con ramos de azaleias.
Allí he de encontrarte y ya no tendré:
Soles incandescentes quemándome la espalda,
fatigas en mi frente
y un carazón atormentado
buscándote siempre.
Felina