Renazco en el azul manoseado
de la brisa a sí misma reconocida.
No me sirve el temor,
yo voy por tempestades destructoras.
La cúspide que alcanza mi lengua
anida el encendido verbo de mi caballero.
.
Camelia que se yergue entre nomeolvides,
cual faro rodeado de espuma
se adhiere a mis pupilas
y termina en mis manos,
contritas, tan vacías.
.
Interrumpo el vuelo de la mariposa
para condenarla a mis secretos,
recupero el polvo y las nervaduras
en sus alas, las coloco en mis dedos.
Arrullo su lamento, lo vuelvo canción
la dejo mirar hacia el norte,
hacia el cielo plateado
y soplo.
Perpleja,
veo que no huye apresurada,
hace volutas, me obsequia
el infinito anegado de sonrisas.
.
Retiro el candado de las huestes
en mi seno intrínseco
donde la vida se retrae,
se niega a ser vivida,
donde todo y nada es tan profundo
que no conoce superficies
ni sujetos alienados
que la acaricien.
.
Y nuevamente
soy,
renazco...
.
♠
~Rosario Vercelli Scharff~