Cuatro inviernos sin ti.
Parecen como un día.
No te hablare del dolor o la tristeza, ni de la falta o el recuerdo.
Te hablare de lo bello, de la herencia que me haz dejado.
Gracias a ti, he aprendido a vivir.
Desde tu partida todo cambio para mi.
El cielo se ve distinto, la tierra que toco, con mis pies descalzos, los aromas de las rosas.
Todo ha tomado un nuevo sentido para mí.
Vivo la vida, siento cada minuto de ella en mis entrañas.
Mi tabla de valores es diferente a la anterior.
Amo, respiro, observo detenidamente las cosas.
Me he dado cuenta que a pesar de hacer siempre el mismo camino a casa, nunca es el mismo.
El cielo cambia, el color de la tierra, el aire que respiro, la gente que veo, la dirección de los pájaros.
Es como si nuevas huellas dejo cada vez que viajo.
Día a día agradezco a D\'os por devolver el alma a mi cuerpo.
No hay noche que no beso a mis hijos, a mi marido y les digo cuanto los amo.
Al igual que a nuestros padres.
Los que han sido mi apoyo, mis confidentes, mis amigos.
Esas personitas especiales que siempre están.
Aun…cuando no están.
No te mentiré, por las mañanas y por las noches miro el cielo y te busco.
Ya no es como antes, te siento en cada paso que hago, en cada pensamiento que tengo.
Seguro sentirás mis susurros a tu oído que hago en voz bajita para que nadie me oiga.
En mis sueños apareces feliz, libre de dolor y eso a mi me basta.
Aun guardo tu carta y la recuerdo cada vez que me opaco.
Gracias hermano por haber existido en mi vida
Aunque sea solo, por un rato.
Tu pitufa
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