Tenía un botellón de ron,
mucha muestra de hardcore,
maldita es la ilusión la que me llevo hasta tu colchón,
donde me drogue con tu afición de sexo sin control;
la ironía, algo que solo la heroína,
me mostraba la salida o pasarme con sativa,
mi maldita agonía de cada noche despertar
amarrado en mi lugar, al lado de una dama,
que solo está detrás de la barra o lamiendo mi campana;
debajo de la sotana, quédate hasta mañana.