A mi madre
Aún me siento como una niña
cuando te veo,
cuando te pienso,
cuando me imagino abrazada a tus piernas
convocando al sueño,
cuando me imagino trasladada
al mundo de los cielos
mientras tus dedos limpian mi frente
de pensamientos llanos
y de volúmenes inciertos.
Aún camino pequeñita a tu lado,
aún te tomo de la mano
cuando los monstruos me acechan
desde el armario,
aún te llamo desde los lagos
que se ondula con mis manos,
que alborotan la superficie serena
de mis recuerdos de niña
en postura de oraciones eternas.
Y siento que con los años
más quiero tus arrullos cantados,
tu protección de fiera destajando los daños,
tu mirada de amaneceres profundos
que se levantan cada día
para iluminarme los surcos
que cambian los nudos.
Y casi mis canas
cuentan cuarenta veleros blanqueados,
y, a pesar de los años recorridos,
soy un barquito de papel en tus brazos;
y aunque dentro de unos años
ya no veas mis arrugas
con tu visión de amparos,
me verás aún como niña
corriendo entre las matas de mango,
llamándote desde lejos
para refugiarme siempre en tus luceros.
A este poema le fue otorgado un Diploma de reconocimiento en el XIV Concurso Internacional de Poesías Lincoln-Martí 2016