Es posible que el horizonte
nunca sepa de sus límites,
y que el tiempo pudiera
tener la mirada de un extraño,
como un hombre
que solo conociera de exilios.
Hay ciudades que se extienden
más allá de sus murallas,
paraísos soñados
en cuatro huecos y una alcoba;
incluso hay quien dice
que algún día el viento echará raíces.
Nada sé de la lluvia
que pasa con su melancólico trino,
nada sé de este tiempo
que, como una luz violenta,
va llenando de signos las páginas del mundo,
como desde el silencio se yergue la música,
como desde las ruinas se escribe la historia.
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