Tal vez en los párpados vibrantes
De las más hermosas flores,
Te pude divisar esplendente
El rojo carmesí de mis amores.
Quizás nadie te recuerde
Como me pasa mi, flor hermosa,
A cada instante en tus dolores
Caminando en los vestido de colores
En el dintel de esta alta puerta
Donde el muérdago reclamas,
Deseo de amantes singulares
El pecho desgarrado alcázares.
Sobre la fina piel de mis antojos
Se puede ver correr la sangre,
Como ríos en cuerpos montañosos
Luego de los combates desdeñosos.
En lágrimas de padres pesarosos
Un pecho que gritaban los colosos;
Toca Rodas el cielo con su mano
La sombra de un cuerpo el poderoso.
Ahora bien, el baile que tranquilo
Hacen en el ambiente negros osos,
Asiento de las piedras calinosos
Comían de las truchas lo sabroso.