Gracias,
gracias por preguntar, amigo:
Ya no duele tanto el alma,
amigo,
tan sólo cuando respiro.
Honestamente, te digo,
respondiendo a tu pregunta,
hay días que no me encuentro,
noches que todo me abruma.
Quisiera cavar un pozo
y hundirme bien hondo dentro
del eterno calabozo
que hay al lado de su tumba.
Pero ya estamos bien, gracias,
gracias por preguntar, amigo:
Ya no duele tanto el alma,
tan sólo cuando respiro.
Alguien dijo que llorar
limpia el corazón, amigo.
Creo que nunca, en verdad,
haya estado sucio el mío.
Pero sí que es de hojalata
y lleva ya muchos golpes.
Busco, lampista del alma,
parar las inundaciones.
Que me cierres los escapes
porque sigue, en ocasiones,
el desborde, los derrames,
ese llanto a borbotones.
Pero ya estamos bien, gracias.
gracias por preguntar, amigo:
aunque hoy, en realidad,
ya no duele tanto el alma,
tan sólo cuando respiro.